Discursos y otros documentos del Secretario General

DISCURSO DE ALBERT RAMDIN CON MOTIVO DE SU ELECCIÓN COMO SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS, PRONUNCIADO EN EL QUINCUAGÉSIMO SEXTO PERÍODO EXTRAORDINARIO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL

10 de marzo de 2025 - Washington, DC

• Señor Presidente del quincuagésimo sexto período extraordinario de sesiones, Excmo. Señor Alberto van Klaveren, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Chile, goedemiddag en dank voor uw uitstekend leiderschap in deze 56ste speciale vergadering van de OAS. (Más adelante explicaré esto.);
• Señor Presidente del Consejo Permanente y de la Comisión Preparatoria de este período extraordinario de sesiones de la Asamblea General, Embajador Héctor Enrique Arce, Representante Permanente del Estado Plurinacional de Bolivia;
• Ministros y Jefes de Delegación de los Estados Miembros de la OEA;
• Secretario General, señor Luis Almagro;
• Secretario General Adjunto, Nestor Mendez;
• Distinguidos Representantes Permanentes ante la OEA;
• Observadores Permanentes;
• Representantes de las instituciones del sistema interamericano, especialmente el Director de la Organización Panamericana de la Salud, Dr. Jarbas Barbosa;
• Representantes de organizaciones internacionales y regionales, con mención especial de la Secretaria General, Dra. Carla Barnet, de la Comunidad del Caribe, y de la Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas, señora Elizabeth Spehar: dos mujeres notables conocidas para esta Organización;
• Distinguidos Delegados;
• Representantes de la sociedad civil;
• Invitados especiales,
• Representantes de los medios de comunicación;
• Estimados miembros del personal de esta Organización;
• Damas y caballeros:

Acabo de desear al Presidente de esta sesión, el distinguido Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, una buena tarde y le agradecí su liderazgo en neerlandés, que es la lengua oficial de la República de Suriname. Este pequeño intercambio de saludos en neerlandés demuestra la diversidad que existe en nuestro hemisferio. Un hemisferio compuesto por Estados integrados por pueblos con historias diferentes y compartidas, diferentes idiomas, costumbres, artes, culturas, religiones, grupos étnicos, marcos de gobernanza y jurídicos diversos, economías grandes, medianas y minúsculas, y una multitud de otros retos diferentes.

Señoras y señores: sin embargo, los principios fundamentales de la OEA son nuestra fuerza motriz unificadora. A pesar de nuestras diferencias, estos principios son la base para crear un mejor continente para nuestros pueblos en unidad. Que nunca nos dividan, porque como comunidad hemisférica, el origen de nuestra fortaleza radica en caminar juntos para encontrar soluciones. En esta unidad, la fuerza se multiplica, las barreras se debilitan y el progreso se vuelve imparable.

Hoy es sin duda un momento histórico para mí, para mi país, Suriname, y para la región de la que formamos parte, la Comunidad del Caribe (también llamada CARICOM). Quisiera empezar dando las gracias a los Jefes de Gobierno de la CARICOM por su inquebrantable apoyo, pero también por su compromiso activo para hacer de hoy un día histórico para todos nosotros. La comunidad caribeña ha demostrado estar unida y bien organizada, lo que nos ha permitido asumir el más alto nivel de liderazgo en la Organización de los Estados Americanos.

Permítanme expresar mi reconocimiento a la importante labor realizada por los cuatro Secretarios Generales Adjuntos de la CARICOM: el Embajador Val T. McComie de la República de Barbados; el Embajador Christopher Thomas de la República de Trinidad y Tobago, alguien llamado Albert Ramdin de la República de Suriname y nuestro estimado amigo, el Embajador Nestor Mendez de Belize. En estos 40 años, se han hecho contribuciones significativas al propósito y los objetivos de la OEA.

Hoy, como muchos ya lo han mencionado antes, es la primera vez desde la creación de la OEA que un Secretario General procede de un Estado miembro de la Comunidad del Caribe. Me siento honrado y agradecido por haber merecido su confianza para hacer realidad este momento. Este es, en mi opinión, no sólo un momento histórico, sino también una buena oportunidad para fomentar una colaboración más estrecha y reforzar el multilateralismo.

Queridos amigos, Señor Presidente: por supuesto, yo no estaría hoy aquí si no fuera por el apoyo que he recibido a lo largo de mi carrera de los siguientes Jefes de Estado surinameses: el Excmo. señor Presidente Jules Albert Wijdenbosch, quien facilitó mi entrada en la diplomacia regional al apoyar mi nombramiento como SGA de la CARICOM en 1999; el Excmo. señor Presidente Runaldo Ronald Venetiaan, que me propuso para el cargo de SGA en 2005 y 2010; y más recientemente, el Excmo. señor Presidente Chandrikapersad Santokhi, que inició y apoyó el proceso que me permite estar hoy aquí. Agradezco la confianza de todos estos notables líderes por sus propios méritos.

Agradezco también a mis queridos colegas ministros de asuntos exteriores de la Comunidad del Caribe, quienes me han apoyado a lo largo de los últimos dos años y medio. Todos y cada uno de ustedes han estado a mi lado, me han aconsejado y animado a seguir adelante. Nuestro Representante Permanente ha estado muy activo y se ha asegurado de que yo estuviera al día de los sucesos importantes en la OEA.

Mi gran aprecio a los colegas y amigos de todas las Américas. Sus ideas y compromiso con la OEA nos ayudan a enfocarnos en los desafíos que tenemos por delante y explorar nuevas oportunidades. Su compromiso y visión han sido invaluables. Nos permitieron fortalecer el entendimiento y consolidar, con determinación, la unidad y el diálogo. Juntos, hemos trazado un camino de cooperación inquebrantable, con la activa participación de las voces de las naciones caribeñas. Con el trabajo conjunto, estaremos mejor posicionados para mantener la relevancia de la OEA y alcanzar el progreso común.

Permítanme también agradecer a Paraguay, especialmente a nuestro amigo el Ministro Rubén Ramírez Lezcano por su apoyo. Ambos nos embarcamos en este interesante ejercicio de lo que yo llamo democracia hemisférica. Y agradezco a Paraguay por sumarse hoy al consenso y valoro mucho que con esa postura seamos un hemisferio unido. Eso es lo que necesitamos en esta Organización. Así que gracias, Paraguay, por unirse al consenso.

Por último, pero no por ello menos importante, agradezco a mi familia inmediata, Charmaine, y nuestras dos hijas, Amy Kareana y Anu Xsitaaz, por su inestimable apoyo, inspiración y —por qué no decirlo— también por su paciencia. Agradezco también a mis hermanos que me formaron con sus atenciones, comprensión y su constante interés por mi bienestar. Mi máxima e infinita gratitud, respeto y aprecio van dirigidos a mis padres, que me inculcaron los importantes, inspiradores y hermosos valores de la honestidad, el respeto, el sentido de comunidad y solidaridad, el trabajo duro y mucho más que ayudaron a convertirme en un ciudadano responsable y activo al servicio de las necesidades de la gente de mi país y de otros países. Sin duda alguna estas importantes contribuciones de estimados colegas, amigos y familiares me guiarán con humildad y honor al iniciar este nuevo recorrido de servicio.

Damas y caballeros: lo que hemos visto hoy aquí, en esta sesión extraordinaria de la Asamblea General, es un verdadero atributo del poder de unidad, solidaridad y colaboración que existe en nuestro hemisferio. Lo interpreto como diplomacia colaborativa en su máxima expresión. Hemos demostrado que compartimos objetivos y valores comunes y que tenemos una determinación común. Este momento significa para mí que nuestra fuerza reside en nuestra capacidad de trabajar juntos. Seguro estoy de que juntos podremos transformar y transformaremos esta Organización y el futuro de nuestro hemisferio de manera significativa. Las Américas, que son todas naciones independientes juntas, representan una geografía y una diversidad cuya fuerza radica en valores, normas e inspiraciones que encierran un gran potencial para proporcionar una vida pacífica y próspera a nuestros pueblos. Creo que tenemos que comprometernos a poner en práctica todo esto en nuestra determinación colectiva.

Señor Presidente, distinguidas damas y caballeros: soy consciente y somos conscientes de que vivimos tiempos difíciles, en un mundo en constante y rápido cambio. Al afrontar los retos del presente y mirar hacia el futuro, creo que es imperativo que nos escuchemos unos a otros, que comprendamos nuestras diferentes perspectivas y, si es posible, que las aceptemos, al tiempo que buscamos y encontramos puntos en común. Esto es lo que espera un Secretario General y, como todos lo han expresado con su apoyo, espero que sigamos juntos el mismo camino: ir hacia adelante, no hacia atrás, unidos y no divididos. Ese común denominador lo encontraremos en nuestros anhelos de desarrollo integral, en la seguridad multidimensional, en la gobernanza basada en el Estado de derecho y los principios democráticos, y en el respeto de los derechos humanos. Todos forman una unidad: sin uno no se puede alcanzar plenamente el otro. El multilateralismo es —según mi opinión y experiencia— la herramienta más importante para lograr la colaboración intergubernamental necesaria para satisfacer las necesidades colectivas de nuestros pueblos y atender las necesidades e intereses de nuestros Estados Miembros.

Señoras y señores: en un mundo en rápida evolución, los cimientos de una democracia fuerte siguen siendo la piedra angular de la libertad, la justicia y la dignidad humana. La democracia es el compromiso con los principios de igualdad, inclusión activa y participativa, Estado de derecho e instituciones estatales eficaces y resilientes. Debemos educar a las generaciones futuras sobre la importancia de los valores democráticos, que comprendan sus derechos y responsabilidades como ciudadanos activos y responsables. Instituciones y principios democráticos sólidos, combinados con una buena gobernanza y sistemas judiciales fuertes e independientes, son esenciales para la protección de nuestros derechos, la promoción de la justicia social y el mantenimiento de la paz y la estabilidad.

En el mundo moderno, marcado por el rápido crecimiento de la población, la industrialización, la delincuencia transnacional, el auge de la tecnología y el cambio climático, la necesidad de un desarrollo integral y sostenible nunca ha sido más urgente: juguemos el papel que nos corresponde. Debemos afrontar de forma adecuada y apropiada los retos medioambientales, con la crisis climática y muchos otros retos. No sólo desde las entidades de desarrollo, sino también con el discurso político que tendremos a menudo en el siguiente período. La lucha contra la pobreza, el fomento de la educación, la promoción de la igualdad de género y la garantía de que todas las personas tengan la oportunidad de prosperar deben formar parte de nuestras políticas de desarrollo integral, tanto colectivas como individuales. El objetivo es que todos compartamos los beneficios del progreso, sin dejar a nadie atrás, al tiempo que creamos un mundo en el que las futuras generaciones puedan llevar una vida más sana y plena, libres de la carga de la desigualdad social o económica. Los Gobiernos, las empresas, la sociedad civil y los individuos tenemos todos un papel que desempeñar en la consecución de esos objetivos.

El desarrollo sostenible es el camino hacia un futuro de prosperidad económica, un ambiente sano y seguro y sociedades equitativas. Es este el proyecto de un hemisferio en el que el progreso se mida no sólo en términos de riqueza o crecimiento, sino en términos de salud y bienestar de todos los pueblos de las Américas y de nuestro planeta. De cara al futuro, adoptemos los principios de la sostenibilidad, no como una opción, sino como una responsabilidad que debemos cumplir para las futuras generaciones.

Damas y caballeros: necesitaré las aportaciones de todos ustedes —y algunos de ustedes ya me las han hecho llegar— para que la OEA esté a la altura de lo que todos queremos que sea. En primer lugar, una institución fuerte, bien organizada, reconocida y respetada y que sea un intermediario honesto en tiempos de conflicto. En segundo lugar, un facilitador del desarrollo y el crecimiento mediante acciones proactivas y la colaboración de todas las partes interesadas. Y, en último lugar, una institución que contribuya al bienestar y la seguridad de todos los ciudadanos y de las futuras generaciones de las Américas.

Sé muy bien que para lograr todo esto se requiere un liderazgo sólido, porque la tarea no es fácil; y se requieren también habilidades diplomáticas para fomentar el diálogo y resolver disputas entre los diversos actores sociales y políticos con intereses divergentes en un entorno tan diverso como el que tenemos en nuestro hemisferio. Un hemisferio en el que dependemos unos de otros, porque ningún país por sí solo, repito, ningún país por sí solo puede resolver eficazmente todos los problemas de forma aislada. Debemos ser solidarios entre nosotros y aprovechar todos los talentos de la Secretaría, del sistema interamericano, de otras organizaciones subregionales relevantes, del sector privado de las Américas para construir alianzas eficientes y para poder así hacer realidad esta nueva agenda del futuro.

Agradezco al Secretario General Luis Almagro su perspicacia, su visión y sus aportaciones; y espero trabajar con él durante la transición. Agradezco al Secretario General Adjunto Nestor Mendez por su dedicación, así como al experimentado y dedicado personal de esta Organización por sus aportaciones; y espero trabajar con ellos para alcanzar nuestros objetivos. Mi agradecimiento también a los representantes de los Estados Miembros por sus valiosas aportaciones y su compromiso en nombre de sus respectivos países para desarrollar y aprobar políticas y apoyar iniciativas que hagan realidad nuestro sueño para las Américas. Cuento con una relación de trabajo sólida, activa y de confianza que nos permita seguir adelante.

A los observadores permanentes y a nuestros socios del sistema interamericano: el BID, la OPS, el IICA y otras instituciones del sistema interamericano les digo: unamos esfuerzos y movilicemos nuestras capacidades para alinear programas de trabajo y atender las necesidades de los pueblos de las Américas. Estos son temas que sin duda llevaremos a la Cumbre de las Américas en la República Dominicana. Uno de esos temas es también cómo lograr una arquitectura institucional más eficaz dentro de las Américas. Existen muchas instituciones dentro de nuestro sistema, pero podemos mejorar la colaboración entre ellas y crear una agenda a futuro en la que cada cual cumpla su papel. Hoy día mi compromiso es servir a todos los Estados Miembros de esta Organización. Reitero que nuestra fuerza reside en nuestra capacidad de trabajar juntos.

Distinguidos colegas: uno no puede hacer esto solo. La unidad requiere colaboración, más concretamente: requiere diálogo, consulta y determinación colectiva aunque tengamos puntos de vista diferentes. Creo que cada crisis trae consigo una oportunidad que debemos aprovechar. Estoy absolutamente reconfortado por el apoyo que han manifestado muchas personas de todo el mundo y espero que el tiempo que trabajemos juntos sea productivo y eficaz.

Les hago un llamado a ver este momento como una nueva oportunidad para demostrar al mundo y a nosotros mismos que nuestro hemisferio es pacífico puede transformarse en una región políticamente robusta y económicamente próspera en beneficio de nuestros pueblos. Reconstruir la fortaleza y relevancia de la Organización de los Estados Americanos redundará en beneficio de todos nuestros pueblos.

Damas y caballeros: veo un futuro brillante a pesar de los numerosos retos a los que nos enfrentamos. Soy consciente de que la tarea no será nada fácil. Sé que hay mucho por hacer. Sin embargo, me siento apoyado y, por lo tanto, asumo esta nuestra determinación colectiva y nuestra voluntad política de cumplir los objetivos que nosotros mismos nos hemos fijado. Tenemos mucho trabajo por delante. Así que ¡manos a la obra!

Muchas gracias.