Contexto


LA EDUCACION ES CLAVE PARA LOS DERECHOS HUMANOS Y EL DESARROLLO, AFIRMA SECRETARIO GENERAL DE LA OEA

  31 de mayo de 2007


CIUDAD DE PANAMA, Panamá— El Presidente de Panamá Martín Torrijos y el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, inauguraron esta tarde el Encuentro Interamericano de Ministros de Educación sobre “Educación en Derechos Humanos”, que se desarrolla en el marco de la Asamblea General de la OEA.

En su discurso, Insulza afirmó que es a través de la educación que se podrá fomentar sociedades capaces de abordar la resolución pacífica de conflictos, la participación política responsable e informada, así como el respeto a la diversidad, la solidaridad y la justicia. Abogó por un esfuerzo sostenido de parte de los países de la región para que sus ciudadanos no sólo reconozcan sus derechos sino que los internalicen como principios y valores básicos.

“El respeto a los derechos humanos y la vivencia de los principios democráticos no son competencias de adquisición automática: pueden y deben desarrollarse en el ámbito educativo mediante una educación sistemática y de buena calidad”, sostuvo Insulza, quien arribó al país esta tarde. El Secretario General explicó que la OEA ha ido desarrollando un Programa Interamericano sobre Educación en Valores y Prácticas y dijo que en el próximo período de sesiones de la Asamblea General de la OEA –que comenzará el domingo 3 en la Ciudad de Panamá– se considerará el tema de la implementación de este programa, así como una propuesta para que se incorpore la educación en derechos humanos en el currículum para la edad escolar de 10 a 14 años.

El Secretario General hizo un balance del estado de los derechos humanos en el hemisferio, mencionando los importantes avances de las últimas décadas –debido en parte al rol protagónico de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y destacando el largo camino que falta por recorrer. Si bien los gobiernos de la región han demostrado cada vez mayor compromiso con la plena vigencia de las libertades fundamentales, “se debe reconocer que aún existen graves debilidades estructurales de las instituciones democráticas del hemisferio que los afectan negativamente y de manera muy severa”, dijo Insulza.

Subrayó el problema de la violencia y el crimen en América Latina y el Caribe, refiriéndose a las amenazas a la seguridad que representan el terrorismo, las drogas, la trata de personas, la violencia de pandillas y los delitos comunes. “Después del desempleo, la inseguridad constituye la amenaza más importante a la gobernabilidad democrática”, señaló, añadiendo que las tasas de homicidios en la región son entre las más altas del mundo, con Colombia, Brasil y Jamaica encabezando la lista.

Los sectores excluidos y en desventaja social también son los que resultan ser particularmente impactados por la violencia, dijo Insulza. Cabe mencionar en particular la situación de los pueblos indígenas y los afrodescendientes, así como el problema alarmante de “feminicidio” en diferentes países de la región, dijo.

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La pobreza “tiene color y tiene género en América Latina y el Caribe y ese es un grave e inaceptable problema de derechos humanos”, puntualizó.

El Secretario General advirtió además que las libertades fundamentales todavía se ven enfrentadas en varios ámbitos, y resaltó en particular las amenazas a la libertad de expresión en el continente. Desde la última sesión de la Asamblea General, que tuvo lugar en Santo Domingo, en junio de 2006, al menos veinte personas fueron asesinadas en las Américas por motivos que podrían estar relacionados con el ejercicio de la actividad periodística, y cuatro han desparecido, dijo.

“El asesinato de periodistas por el ejercicio de su actividad profesional es la forma más brutal de coartar la libertad de expresión, uno de los derechos humanos esenciales. Los periodistas y los medios de comunicación juegan un rol fundamental en la democracia”, afirmó Insulza.

Además de estos problemas, expreso, se puede resaltar el descontento popular en algunos países de América Latina. “Tal descontento está bastante extendido entre la gente común, que espera hoy de sus democracias aquello que hasta ahora les ha sido negado: un crecimiento económico sostenido y sustentable, una distribución menos injusta de la riqueza, la eliminación de la pobreza y la discriminación, mejores servicios sociales para todos, una mayor seguridad, un mejor acceso a la justicia y un pleno respeto a los derechos humanos”.

La educación es la clave para enfrentar estas debilidades, reiteró el Secretario General de la OEA. “No conozco un mejor camino para combatir la pobreza, generar empleo y crear más oportunidades para el crecimiento económico”, dijo. “Por ello estoy convencido de que nuestros esfuerzos deben estar dirigidos a hacer de la educación la columna vertebral de la estrategia regional de desarrollo”.

Referencia: AG-04-07