21 de octubre de 2025 - Antigua Guatemala, Guatemala
Excelentísimo Presidente de la República de Guatemala, señor Bernardo Arévalo: quisiera agradecer su valiosa perspectiva y agradecerle también su compromiso y determinación para hacer de Guatemala un lugar más seguro. Expreso mi reconocimiento a los Jefes y Miembros de las Delegaciones que nos acompañan hoy;
Distinguidas autoridades y dignatarios de Guatemala, nuestros colegas de la OEA; estimados representantes de organizaciones internacionales y de la sociedad civil.
Buenos días a todos,
Es un honor darles la bienvenida a esta Quinta Reunión de Autoridades Responsables de Políticas Penitenciarias y Carcelarias de los Estados Miembros de la OEA, celebrada en la ciudad de La Antigua, Guatemala.
Permítanme comenzar expresando mi agradecimiento al Gobierno de Guatemala por su generosa hospitalidad, así como por su compromiso con el fortalecimiento de los sistemas penitenciarios y la promoción de políticas públicas centradas en los derechos humanos y la reinserción social. La iniciativa de Guatemala de ser sede de esta reunión refleja la determinación del país de fomentar la cooperación hemisférica en favor de sistemas penitenciarios más eficaces centrados en la rehabilitación. El objetivo principal de los sistemas penitenciarios actuales consiste en cambiar de un enfoque puramente punitivo a la transformación del comportamiento y el enfoque de las causas fundamentales de la delincuencia. Para lograr este nuevo objetivo, es fundamental contar con un entorno propicio que prepare a las personas para la vida después de ser puestas en libertad.
La celebración de esta Quinta Reunión se apoya en la labor iniciada hace más de dos décadas, cuando los Estados Miembros reconocieron que era esencial renovar el enfoque de los sistemas penitenciarios para fortalecer la justicia, la seguridad y la democracia en las Américas.
Bajo el lema “Renovación carcelaria en las Américas: tecnología, enfoques diferenciados y dignidad humana” esta reunión nos invita a reflexionar sobre el tipo de sistemas penitenciarios que deseamos construir, en los que la justicia sea humanizada, la rehabilitación y la reinserción social sean posibles y la seguridad se fortalezca con pleno respeto a la dignidad humana.
Hoy en día, los desafíos siguen siendo profundos y persistentes. En muchos países de nuestra región, el aumento de la violencia y la delincuencia, la falta de recursos financieros, de infraestructura y de recursos humanos, las limitadas oportunidades de reintegración y la infiltración de la delincuencia organizada amenazan tanto la seguridad pública como los derechos humanos.
El hacinamiento sigue afectando gravemente a los sistemas penitenciarios, mientras que se carece de adecuados programas de reinserción social. Los establecimientos penitenciarios no cuentan a menudo con la infraestructura y los servicios necesarios para atender las necesidades específicas de diversos grupos de reclusos, como las mujeres y los jóvenes. Los largos procesos penales, debido a las limitaciones de su capacidad, dan lugar a detenciones preventivas que se prolongan más de lo razonable y justo. Las deficiencias del sistema de justicia penal, más concretamente, en lo que nos ocupa hoy, la administración penitenciaria, tienen repercusiones directas en la dignidad humana y el futuro de comunidades saludables.
Pero reconozcamos también que hemos avanzado. Me gustaría destacar los avances y las experiencias exitosas logradas en la región:
• Reformas legales y políticas que mejoran las condiciones carcelarias y promueven alternativas al encarcelamiento;
• Programas de reintegración social que combinan capacitación, asesoramiento y apoyo posterior a la puesta en libertad;
• Proyectos innovadores de gestión penitenciaria basados en datos, tecnología y transparencia; y
• Mayores esfuerzos para incorporar una perspectiva de derechos humanos en la administración diaria de la justicia penal.
Estas experiencias demuestran que la transformación penitenciaria continua también es posible, y desde la OEA hemos acompañado este proceso con convicción.
Los retos a los que los sistemas penitenciarios de nuestra región se enfrentan hoy en día son importantes. No se limitan a las dificultades operativas a las que deben hacer frente diariamente los directores y comisionados de prisiones, sino que también incluyen una transformación ideológica fundamental. Las cárceles deben transformarse en espacios que faciliten la rehabilitación y fomenten la reinserción social.
Y me consta, tras haber escuchado al Presidente hace un momento, que Guatemala se ha comprometido y ofrecido voluntaria como sede de esta importante reunión.
Lamento los recientes acontecimientos en este país, aunque demuestran lo importante que es intensificar nuestra lucha contra la delincuencia organizada transnacional y las pandillas. Todos los países de nuestro Hemisferio se ven afectados por estas organizaciones criminales. Este puede ser uno de los temas que formen parte de una agenda común para las Américas. La lucha contra la delincuencia organizada transnacional requiere un enfoque hemisférico integral. Debemos trabajar juntos a nivel regional y subregional.
En la realidad actual, es fundamental reiterar que la delincuencia no puede resolverse mediante el encarcelamiento masivo o la construcción de más cárceles. Estas medidas, en el mejor de los casos, inhabilitan temporalmente a los delincuentes y crean un efecto de disuasión limitado, pero rara vez abordan las causas estructurales de la delincuencia. El encarcelamiento sin estrategias integrales de prevención, reintegración y justicia eficaz puede perpetuar los ciclos de violencia, exclusión y reincidencia que alimentan la inseguridad. Mientras que en la Edad Media considerábamos los sistemas penitenciarios como puramente punitivos, hoy en día creo que debemos hacer la transición hacia la «justicia restaurativa» para adaptarnos a las aspiraciones de nuestras comunidades.
En este contexto, se debe prestar especial atención a los jóvenes. Los jóvenes desempeñan un papel crucial en nuestra sociedad y, cuando por situaciones desafortunadas pasan a formar parte del sistema de justicia penal, se les debe prestar especial atención. En muchos de nuestros países, son demasiados los adolescentes y jóvenes adultos que se encuentran atrapados entre la pobreza, la violencia y la exclusión, con pocas posibilidades de construir un futuro diferente. Cuando las sociedades no ofrecen oportunidades de educación, trabajo y sentido de pertenencia, la delincuencia se convierte a menudo en el único camino que parece abierto. La reinserción social debe ser el elemento central del sistema judicial, con un enfoque en la prevención y la asistencia. Nuestra responsabilidad colectiva es asegurar que todos los jóvenes de las Américas puedan convertirse en miembros productivos y respetados de la sociedad, y no en una estadística del sistema judicial.
Este es el lugar donde...
Y crear un futuro próspero para nuestros jóvenes
Señoras y señores, el objetivo del encarcelamiento —o de las medidas alternativas— no debe limitarse a sancionar. Debe tener como objetivo proteger a la sociedad, reducir la reincidencia y asegurar la rehabilitación y la reintegración social. Para lograrlo, debemos fortalecer las capacidades del personal penitenciario, mejorar sus condiciones de trabajo y promover la formación continua basada en las normas internacionales. También debemos ampliar las alternativas al encarcelamiento, agilizar los procesos judiciales y velar por que las instalaciones penitenciarias cuenten con la infraestructura, la tecnología y los recursos adecuados. Por encima de todo, debemos transformar las prisiones en espacios donde la dignidad humana sea el principio rector.
Nuestro objetivo es elaborar colectivamente una hoja de ruta regional —con recomendaciones viables, compromisos concretos y mecanismos de seguimiento eficaces— que permita que los Estados avancen juntos hacia sistemas penitenciarios más humanos, seguros y eficaces. En la OEA, reafirmamos nuestro compromiso de seguir desempeñándonos como un socio estratégico y comprometido con los Estados Miembros, movilizando la cooperación, los conocimientos especializados y los recursos para fortalecer los sistemas penitenciarios.
Y quiero aprovechar esta oportunidad, mientras celebran los debates durante los próximos dos días, para desearles a todos mucho éxito en los dos días de trabajo que tienen por delante. ...
Que esta Quinta Reunión de Autoridades Responsables de Políticas Penitenciarias y Carcelarias de los Estados Miembros de la OEA sea un espacio para el diálogo abierto, el consenso constructivo y las reformas audaces. También los invito a velar por la continuidad de estas reuniones entre las autoridades penitenciarias y carcelarias, y quiero agradecer al Gobierno de Argentina por ofrecerse a ser sede de la próxima reunión.
Les deseo lo mejor, en circunstancias difíciles, no es una tarea fácil, pero pueden contar con la Organización de los Estados Americanos.
Muchas gracias.